ARTENATIVO

Mural “Pueblo que canta nunca muere”

“Vete pensando algo para plasmar en el transformador de la calle Santa Pola”
Es la frase que inició la tormenta de ideas en la que he estado metido desde hace unas semanas.

Como en todo le que me gusta hacer por mi cuenta, siempre pienso en el sitio donde se ubica el soporte. Tanto el lugar como la propia historia del lugar.


En este caso, el transformador está en una parte extrema del pueblo, orientado al cabezo pardo.
Al principio pensé en ese entorno y lo que rodea al pueblo, tanto la fauna como la flora y paisajes, pero al pensar en el cabezo, lo primero que me vino fue los años en los que la romería se celebraba en el valle del cabezo.


Esta idea me llevó a centrar el tema en las fiestas patronales. A poder ser, plasmar algunos de los actos más tradicionales o actos que ya no hacemos o hemos variado.

El transformador está pintado por las cuatro caras.

Dos de ellas representan las fiestas diurnas, y las otras dos, las nocturnas.
En la parte diurna está el Santo San Isidro y un participante de la carrera de cintas con el fondo del palmeral y una representación de las reinas, con una corona.

En la cara más grande del lado diurno hay una imagen de la romería de cuando se celebraba en el cabezo. Un tambor y una dulzaina le ponen la música y una paella de pollo y conejo representan las actividades de esos días.

En el extremo están los bueyes portando en un carro a la virgen de Fátima. Esta última imagen no se podrá ver en futuras romerias por la ausencia de los bueyes. El pintarlos es un reconocimiento de lo que han aportado a las fiestas de San Isidro.

En la parte nocturna he dedicado una sola pared a un acto que me gustaba mucho y ya no se hace. Es la noche de las carretillas. Sinceramente no sabía como afrontar esta imagen, ya que partía de una fotografía y nunca antes habia pintado la noche. Menos con aerosol. He querido representar el momento en el que se ponía un paquete por cabeza y tras hacer una montaña, se prendía fuego.


En la parte más larga de la nocturna, como no podía ser otro, la noche de la morera o de la sardina. Con una buena parrillada encima del fuego.
En esta parte he querido recordar a todos esos vecinos que siempre han aportado en las fiestas, de una forma u otra y ya no están con nosotros. Es por eso del hombre en blanco y negro, bebiedo vino y todas las estrellas de la parte superior entre las nubes de color.
La mitad derecha es una calle el día de la procesión de San Isidro. Con el fondo del paso del santo y el castillo de fuegos artificiales.

Todas las caras del transformador las rodea un pentagrama con las notas musicales del himno de la localidad. Representando a toda la música que hace de las fiestas el mejor lugar donde hacer pueblo.

Gracias al ayuntamiento de San Isidro por permitir dejar que hablen las paredes.

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